Objetivo prioritario: que
el niño se divierta.
Para ello es importante
que el entrenador transmita ilusión, ya que esto es algo que se contagia.
Ser cariñoso con el niños
y cercano resultará básico para que éste se sienta a gusto en la
actividad.
La herramienta de
entrenamiento básica debe ser el juego y las competiciones.
El niño debe estar en
contacto continuo con el balón y moviéndose.
Es bueno trabajar puntería
de forma general, no teniendo que necesitar la canasta: tirar a dar en una
línea, meter el balón en un aro, dar en un cono, etc.
Es vital trabajar las
muñecas y los dedos del jugador, los movimientos rápidos y variados de
pies y manos, sin necesidad para ello de recurrir a un trabajo específico
de técnica individual de baloncesto, sino haciendo cosas más generales.
Debemos estirar brevemente
al inicio y al final, más que por necesidad, por hábito de cara al futuro.
El entrenamiento debe o
puede ser multideporte, usando de vez en cuando otros balones y objetos
(aros, combas, balones de fútbol, pelotas de tenis, etc.) que lo den
riqueza. Pero el niño debe percibir que está haciendo baloncesto, que es
lo que ha demandado. Por ello resulta necesario hacer en todos los
entrenamientos cosas como tirar a canasta (aunque trabajemos puntería de
otras formas).
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